Vahema Uncategorized LA ESPERANZA

LA ESPERANZA

LA ESPERANZA
Los surcos de la sangre
abrieron los caminos,
la historia colgó su nombre
en la cordillera de los Andes.
Los guerrilleros besaron
las faldas de los días,
y escribieron tu nombre
en el testamento de la alegría.
Los campos escarchados
recibieron las pisadas,
las montañas incólumes
prestaron sus oídos
y las aguas de los ríos
sonaron sus campanas.
La tierra y el vegetal
multiplicaron sus semillas
en el color oscuro de los ponchos
se disolvieron los dolores.
En el murmullo de los arroyos
nació el canto de la primavera
en la choza de los campesinos
se crió la esperanza.
Con la sombra de los eucaliptos
se multiplicaron los alientos,
las retamas y las pencas
nos cubrieron de colores.
Con la nieve de tus ojos
se estiró el beso de la noche.
vahema

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SU CORAZÒN ABIERTOSU CORAZÒN ABIERTO

SU CORAZON ABIERTO

LA SOÑE,
AMABLEMENTE HUMANA,
LA LUZ DE SUS OJOS
PENETRARON EN EL
FIRMAMENTO DE LAS LETRAS.
ENTRE LA LUZ Y LA OSCURIDAD
SURGIÓ UNA VOZ
QUE PROVENIA
DE SU CORAZÓN ABIERTO.
MAS ALLA DE LAS TINIEBLAS,
MAS CERCA QUE LAS PALABRAS,
HUNDIÓ SUS PIÉS
EN LAS LÁGRIMAS DEL CANTO.
EN EL PALADAR
DE LA SONRISA
Y EN LOS LABIOS DEL DOLOR
CANTÓ LAS MELODIAS
SONORAS DEL OLVIDO.
SU VOZ GOLPEÓ
LAS CUERDAS SINCERAS
Y ROTUNDAS
EN LA MATERNIDAD
DE LA PRIMAVERA.
EN SETIEMBRE SE GASTARON
LAS BANDERAS DEL INVIERNO
Y EL SOL COLOSAL
ESPLENDOR DE SU BELLEZA
CULTIVO SU NOMBRE
EN LAS SEMILLAS DE LA VIDA.

VAHEMA SANTA MARIA
15 DE MAYO 2009
SUCRE BOLIVIA.
v a h e m a

SOLEDADSOLEDAD

SOLEDAD

En la mirada combativa de los pueblos,
en el retrato indomable del silencio
en el calor impostergable de los sueños
en la grandeza perdida de las palabras
en el pañuelo amarrillo de las lágrimas
Soledad
en el desprecio y en las mentiras
Y en los bolsillos descosidos de la tristeza
en la mirada huraña de una sonrisa apagada
en los caminos insurgentes de la justicia
en los cuerpos calcinados de las fosas comunes

Soledad
en el silencio de las cadenas
que esgrimen el filo de la muerte
en el canto azul de los niños

Soledad
Yo te conocí
cuando puse mis pies de barro
sobre la verdad cruda de tu silencio.

Soledad
en el registro musical de los condenados
en las llanuras de las voces encarpetadas
Y en las canciones desgarradas de los testimonios
Soledad
en el patíbulo de la muerte
que pronuncia tu nombre
Soledad
en el trabajo invisible
de los que construyen la historia

VAHEMA SANTA MARIA
18 DE ABRIL 2009-04-19
SUCRE BOLIVIA

LA BELLEZALA BELLEZA

LA BELLEZA
La belleza emerge
en la tierra, como
fruto esplendoroso
desde su nacimiento,
es una riqueza terrenal.
Esta impregnada
de todos los frutos
de la tierra, de su
aroma profundo,
de sus raíces, y del
secreto que guarda
el vientre
de la tierra.
Pero esta belleza pura,
incólume, absorbe
la indiferencia de los años
el caminar lento y pausado,
el desprecio de la mirada,
el dolor de las pisadas,
el abuso de las palabras,
la discriminación
por su naturaleza agotada,
el llanto silencioso
de los huesos.
Conforme transcurre,
el tiempo, los años,
se va convirtiendo
en una mercancía
que entra a la subasta
del mercado, es
absorbida por las
ganancias del dinero,
por la voracidad inescrupulosa,
la belleza se derrite y se
malgasta en las pasarelas del vicio
en los concursos efímeros
y truculentos de belleza.
La belleza se va envejeciendo,
en los mercados del placer,
en los abusos de los placeres
sexuales, allí acaba su lozanía,
su verdor y su vigor.
Allí la belleza es exprimida
para saciar las bajas pasiones
de los que se entierran
en la lujuria de la vergüenza
La vida se va deshilachándose
y su esplendor normal queda
envuelta en las silabas apretadas
de la tristeza humana.
Esas manos, ya no son
aquellas manos que
tocaban el cielo,
y construían la música
impalpable del amor.
Esos ojos vagan,
en el dolor impenetrable
del cansancio oculto
de las mejillas, que se
pierden en la sonrisa
pasajera y sobre los labios
majestuosos, que se quedan
desnudos, encendiendo los besos
donde se cultiva la
fragancia del amor
Lo que antes fue
belleza platinada,
hoy solo son arrugas
encarceladas.

Vahema Santa María

sabado, 18 de julio 2009

v a h e m a