Vahema Uncategorized TE BUSQUE

TE BUSQUE

TE BUSQUE

Te busque
en tus ojos
y no te pude ver.

Te busque
en tu mirada
y no encontré tus ojos.

Te segui con el sol
ansioso por verte
y no halle tu sombra.

Te busque
en el silencio
de una inmensa oscuridad
y no te pude oir.

Te busque
en el paraíso de la alegria
y no halle tu sonrisa.

Te busque en el mar
en la brisa de las olas
y no encontre tu aroma.

Te busque
en los sonidos
de la musica en primavera
y no halle tu voz.

Te sigo
y te seguire buscando
en este planeta, o en otro
y no te encontré
en la tierra.

Te busco
en los jardines perfumados
entre los jardineros de la vida
y no halle tu rosa.

Te busco
en el llanto de la lágrima
y no encontré tu rostro.

Te busque
en la queja
lastimera de los que sufren
y no encontre tu noche.

¿Dónde estas?
me pregunto
con los brazos abiertos
y no encontré tu cuerpo.

Te busco
en el grito de la injusticia
y no halle tu nombre.

¿Dónde estás?,
me pregunto
¿Dónde estás?
con mi voz que rompe
mis pulmones
y no encuentro tus oidos.

Te busco
en el vuelo de los pájaros
volando en libertad
y no encontre tu mariposa.

Te busco
y te seguiré buscando
entre los frutales de la vida
y no halle tu manzana.

Te busque en el clamor
de las multitudes
en el rezo de una procesión
y no escuche tu palabra.

¿Dónde estás?
me pregunto
caminando entre la costa
la sierra y la selva
y no halle tu región natural.

Te busque
entre los rastros
de los caminantes
que se alejan
y no pude hallar
tus huellas.

Te busque
en el oceáno
de las cuatro estaciones
y no sentí
tus pulsaciones.

Te busqué
en los mitines,
entre los gritos.
Los brazos y los puños
y no encontré tu bandera.

Te busco
en la matemáticas
en el canto de los sabios
y no logré hallar tu numero.

¿Dónde estas?
paloma, me pregunto
Dónde estás?
y no encontré tu arrullo.

Te busque
en las llanuras
del olvido
recordé esas inmensas horas
que platicamos
y no encontré tu memoria.

Te busque
en las cristalinas aguas
en el manantial de los amores
y no senti tu rocio.

Te busqué
entre los versos de mi soledad
entre los libros de tu conciencia
y no pude encontrar
tu presencia.

Te busqué
entre los rincones
de la patria
pisando el aroma suave de la tierra
y no pude encontrar tu suelo.

Te busco
entre el pito de la usina
en las filas inmensas de las obreras
y no distingo tu vestido.

Te busco
entre los apostoles
entre la ignorancia y el saber
y no encuentro tu magisterio.

Te busco
entre las reuniones
en la mesa redonda
del debate y la opinión
y no distingo tu posición.

Te busco
en el estruendo de una madrugada
entre el canto y la sirena del ambiente
y no pude hallar tu día.

Te busco
entre el mensaje .de la doctrina
entre la teoria y la practica
y no pude hallar tu verbo.

Te busco
entre la trocha y el río
entre pájaros,arbustos y flores
y no puedo dar con tu destino.

Te busco
en el rincón dolido de mi barricada
y no pude hallar tu corazón.

Te busco
entre las letras de las canciones
entre las vocales y consonantes
y no te puedo hallar como antes.

Te busco
entre las notas
de quena,guitarra, quirquincho y charango
y no encuentro tu canción.

Te busque
hasta la cumbre
de la libertad y dignidad
y no pude hallar tu altura.

Te busqué
en las ropas húmedas
del holocausto
y no encontre tu sangre

Te busco
entre la tierra y el arado
entre el surco del dolor
y la tristeza
y no pude conseguir tu semilla.

Te busco
entre el trueno y el relámpago
entre el granizo y la nieve
y no encontre tu cordillera.

Te sigo y te seguiré buscando
entre las minas, de nuestros pueblos
entre el cobre, la plata y el oro
y no encontre tu acero.

ME PREGUNTO
¿Dónde estas?
¿Dónde te encuentras?

Vahema

TE BUSQUE

Te busque
en tus ojos
y no te pude ver.

Te busque
en tu mirada
y no encontré tus ojos.

Te segui con el sol
ansioso por verte,
y no halle tu sombra.

Te busque
en el silencio
de una inmensa oscuridad
y no te pude oir.

Te busque
en el paraíso de la alegria
y no halle tu sonrisa.

Te busque en el mar
en la brisa de las olas
y no encontre tu aroma.

Te busque
en los sonidos
de la musica en primavera
y no halle tu voz.

Te sigo
y te seguire buscando
en este planeta, o en otro
y no te encontré
en la tierra.

Te busco
en los jardines perfumados
entre los jardineros de la vida
y no halle tu rosa.

Te busco
en el llanto de la lágrima
y no encontré tu rostro.

Te busque
en la queja
lastimera de los que sufren
y no encontre tu noche.

¿Dónde estas?
me pregunto
con los brazos abiertos
y no encontré tu cuerpo.

Te busco
en el grito de la injusticia
y no halle tu nombre.

¿Dónde estás?,
me pregunto
¿Dónde estás?
con mi voz que rompe
mis pulmones
y no encuentro tus oidos.

Te busco
en el vuelo de los pájaros
volando en libertad
y no encontre tu mariposa.

Te busco
y te seguiré buscando
entre los frutales de la vida
y no halle tu manzana.

Te busque en el clamor
de las multitudes
en el rezo de una procesión
y no escuche tu palabra.

¿Dónde estás?
me pregunto
caminando entre la costa
la sierra y la selva
y no halle tu región natural.

Te busque
entre los rastros
de los caminantes
que se alejan
y no pude hallar
tus huellas.

Te busque
en el oceáno
de las cuatro estaciones
y no sentí
tus pulsaciones.

Te busqué
en los mitines,
entre los gritos.
Los brazos y los puños
y no encontré tu bandera.

Te busco
en la matemáticas
en el canto de los sabios
y no logré hallar tu numero.

¿Dónde estas?
paloma, me pregunto
Dónde estás?
y no encontré tu arrullo.

Te busque
en las llanuras
del olvido
recordé esas inmensas horas
que platicamos
y no encontré tu memoria.

Te busque
en las cristalinas aguas
en el manantial de los amores
y no senti tu rocio.

Te busqué
entre los versos de mi soledad
entre los libros de tu conciencia
y no pude encontrar
tu presencia.

Te busqué
entre los rincones
de la patria
pisando el aroma suave de la tierra
y no pude encontrar tu suelo.

Te busco
entre el pito de la usina
en las filas inmensas de las obreras
y no distingo tu vestido.

Te busco
entre los apostoles
entre la ignorancia y el saber
y no encuentro tu magisterio.

Te busco
entre las reuniones
en la mesa redonda
del debate y la opinión
y no distingo tu posición.

Te busco
en el estruendo de una madrugada
entre el canto y la sirena del ambiente
y no pude hallar tu día.

Te busco
entre el mensaje .de la doctrina
entre la teoria y la practica
y no pude hallar tu verbo.

Te busco
entre la trocha y el río
entre pájaros,arbustos y flores
y no puedo dar con tu destino.

Te busco
en el rincón dolido de mi barricada
y no pude hallar tu corazón.

Te busco
entre las letras de las canciones
entre las vocales y consonantes
y no te puedo hallar como antes.

Te busco
entre las notas
de quena,guitarra,

quirquincho y charango
y no encuentro tu canción.

Te busque
hasta la cumbre
de la libertad y dignidad
y no pude hallar tu altura.

Te busqué
en las ropas húmedas
del holocausto
y no encontre tu sangre

Te busco
entre la tierra y el arado
entre el surco del dolor
y la tristeza
y no pude conseguir tu semilla.

Te busco
entre el trueno y el relámpago
entre el granizo y la nieve
y no encontre tu cordillera.

Te sigo y te seguiré buscando
entre las minas, de nuestros pueblos
entre el cobre, la plata y el oro
y no encontre tu acero.

ME PREGUNTO
¿Dónde estas?
¿Dónde te encuentras?

Vahema

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Décimas Relacionadas

LLUEVE SOBRE MI PECHOLLUEVE SOBRE MI PECHO

LLUEVE SOBRE MI PECHO

Que profunda es la vida,
somos parte de ese
dolor universal.

Hoy me quede absorto
en la licenciatura del hambre.

Hoy llueve sobre mi pecho
mustias lágrimas de dolor.

Es ese dolor particular
que camina sobre
una piedra estirada
y pasa el polvo
dejando estacionada
carretas de dolor.

Cuantas veces pasaron
y cantaron
sobre los huesos desnudos
de la prisión.

Son unos sacos de huesos
repartidos en mil dolores,
con sus dolores amarrados
alli yacen los fusilados.

Vahema

07 de Marzo 2010

Sucre Bolivia

ANTONIO CISNEROSANTONIO CISNEROS

Por sus versos lo conoceréis
En el marco de la Feria Internacional del Libro de Lima, por su trayectoria poética.

Pedro Escribano.

Tributo. El poeta Antonio Cisneros en su casa, en Miraflores, en un momento en que está libre de las musas. (Foto: Chirstian Salazar)

«Por sus frutos lo conoceréis». Así reza la frase bíblica que bien puede parafrasearse para el poeta Antonio Cisneros: «por sus versos lo conoceréis». Precisamente eso hemos hecho ahora. Entregamos, a propósito del homenaje que recibirá hoy en la Feria Internacional del Libro de Lima, una brevísima selección de sus poemas para que deguste, amigo lector. (La ceremonia de homenaje será a las 7 pm. y estarán con el autor de Un Crucero a las Islas Galápagos Óscar Hahn, Peter Elmore y Gladys Díaz Carrera).

Cisneros, miembro de la generación del 60 y convertido propiamente en un clásico peruano, es una de las voces que trajeron un nuevo lenguaje a la poesía peruana. Entre otras distinciones, ha ganado el Premio Nacional de Poesía (1965), Premio Casa de las Américas (1968), Premio Gabriela Mistral de la OEA (2000).

CAFÉ EN MARTIROK UTJA
A Frigyes Todero

Hay una lámpara floreada sobre el piano
y una estufa de fierro.
Bebes el vino junto a la única ventana:
un autobús azul y plata cada cinco minutos.
Pides el cenicero a la muchacha
(alta flor de los campos ven a mí).
La luz del otoño es en tu vaso
un reino de pájaros dorados.

Pero pronto anochece.
Los autobuses no son azul y plata,
el cenicero es una rata muerta,
el vaso esta vacío.
La muchacha partió cuando encendieron
la lámpara floreada y tu mirabas
la lámpara floreada.
Puedes pedir otra jarra de vino,
pero esta noche
no esperes a los dioses en tu mesa.

REQUIEM (4)

Sea este cordero a la norteña
alegre y abundante
como los bares el viernes por la noche.

Siempre esté con nosotros, es decir
en nuestro corazón
pero también en nuestro calmo vientre.

Compasivo y sabroso sepa ser
en el lecho de muerte,
donde cesan la gula y la memoria.

Sea el cordero
símbolo y consuelo. Agnus Dei.

Sea eterno el cordero
con sus papas doradas partidas en mitad.

Mas no se tenga
por cosa de comer o digerir.

Sea sólo un farol, una bengala
en medio de los fondos submarinos.

Algo en la mano para esa travesía
tan oscura y feroz coma un mandril.

TERCER MOVIMIENTO (Affecttuosso)

Para hacer el amor
debe evitarse un sol muy fuerte sobre los ojos de la
muchacha,
tampoco es buena la sombra si el lomo del amante se
achicharra
para hacer el amor.

Los pastos húmedos son mejores que los pastos amarillos
pero la arena gruesa es mejor todavía.
Ni junto a las colinas porque el suelo es rocoso ni cerca de
las aguas.
Poco reino es la cama para este buen amor.

Limpios los cuerpos han de ser como una gran pradera:
que ningún valle o monte quede oculto y los amantes
podrán holgarse en todos sus caminos.

La oscuridad no guarda el buen amor.
El cielo debe ser azul y amable, limpio y redondo como
un techo
y entonces
la muchacha no vera el Dedo de Dios.

Los cuerpos discretos pero nunca en reposo,
los pulmones abiertos,
las frases cortas.
Es difícil hacer el amor pero se aprende.

SÓLO UN VERANO ME OTORGÁIS PODEROSAS
i. m. Lucho Hernández

Y llegado el momento el tiempo se abrirá como el Mar
Rojo
bajo el sol de nuestros padres o la luz de una sala de
emergencia.
(Ni el verano de Hölderlin me otorgáis oh Parcas
poderosas.)

Ya no esos camarones con almendras. Ya no son fastas las
mañanitas o nefastas.

Ya sólo una pradera inacabable donde pasta el potrillo y
nos ama el Señor.

Perdóname Señor. Me aterra esa pradera inacabable. Sigo a
la vida
como el zorro silente tras los rastros de un topo a
medianoche.

UN PERRO NEGRO

Un perro. Un prado.
Un perro negro sobre un gran prado verde.

¿Es posible que en un país como éste aún exista un perro
negro sobre un gran prado verde?

Un perro negro ni grande ni pequeño ni peludo ni pelado
ni manso ni feroz.

Un perro negro común y corriente sobre un prado
ordinario.
Un perro. Un prado.

En este país un perro negro sobre un prado verde es cosa de
maravilla y de rencor.

Los poemas «Un café en martirok utja» y «Sólo un verano me otorgáis poderosas» pertenecen a El libro de Dios y de los húngaros, publicado en 1978. El poema «Tercer movimiento (Affecttuosso)» ha sido extraído del libro Agua que no has de beber, editado en 1971. «Un perro negro» y «Réquiem (4)» corresponden al libro Las inmensas preguntas celestes de 1992.